No es fácil vivir

La vida no es fácil, y por más que no suene agradable: está bien que no lo sea.

La Palabra de Dios en ningún momento nos hace esa promesa, sería injusto prometer algo que luego no se cumpliría como fue dicho, y la injusticia no pertenece a la naturaleza de Dios. Lo que sí vemos por toda la Escritura son promesas de que Dios estaría con nosotros en todo ese caminar difícil, duro, de aflicciones y sufrimientos. Podemos recordar el inicio del llamado de Josué, vez tras vez, Dios le dice: «No temas», y simplemente podemos concluir de que había muchas cosas por temer, la tierra de Canaán estaba atestada de enemigos. Y me imagino que a uno no se le va el miedo simplemente porque le pidan que lo haga.

Cuando era pequeño temía mucho a la oscuridad, y me acompañó por muchos años ese temor. Al acostarme a la noche, mientras que todas las luces se apagaban mi temor se prendía, y no cesaba hasta que mi padre o mi madre venían a estar junto a mi. La oscuridad seguía estando allí, pero yo no estaba solo. Creo que la promesa de Dios a Josué tenía ese ingrediente maravilloso:

¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas. (Josué 1:9)

Mi temor se disipaba cuando alguno de mis padres estaba conmigo. Hoy gracias a Dios ese miedo se ha ido, quizá haya nuevos temores que tengo que estar lidiando, como los tiene cualquier ser humano, pero tenemos la promesa de que Dios está con nosotros. No estamos librados al azar, ni somos artifices de nuestro propio destino, Él tiene un plan maravilloso que es para su sola gloria, y lo llevará a cabo a pesar de nosotros. Podemos confiar en que no me equivoqué de ciudad al mudarme, que mi cónyuge no es un error de mi libre albedrío, que mis decisiones pueden ser direccionadas por Dios para cumplir su propósito. Aquel que ha puesto su confianza en Cristo para salvación tiene asegurado de que jamás estará ni por un instante solo.

Algo que también tendemos a olvidar es que en los momentos de dificultad tambien sigue siendo válido el mandato del Apóstol Pablo: « Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos!», (Filipenses 4:4).

No hay qué temer cuando nuestro Padre Celestial está a nuestro lado.

Si te ha gustado, comparte con otros:
Enrique Oriolo
Enrique Oriolo

Un gran pecador con un gran Salvador. Esposo de Tamara, papá de Luz, Paz y Sarah. Misionero y Pastor de la Iglesia Bíblica de Avellaneda.

0 Comentarios
Oldest
Newest
Inline Feedbacks
View all comments