El pueblo de Israel estaba por vivir un momento que nunca más olvidaría, se estaba por cumplir la promesa que les fue dada cuando salieron de Egipto. Metros los separaban de la tierra prometida por la cual habían pasado 40 años en el desierto y desde aquel éxodo glorioso solo había dos testigos: Josué y Caleb, los espías que habían confiado en Jehová.
Moisés había quedado atrás y Josué estaba al mando. Y entre su presente y su destino solo había un obstáculo: el río Jordán. ¿Recuerdas la historia verdad? Dios obró maravillosamente secando el río para que todos pusieran pasar al otro lado. Dios cumplió su promesa. Dios hizo lo que todo el pueblo de Israel quizá no esperaba, pero lo hizo porque Dios guarda su palabra, si Él dijo, el hará. Y nada podrá evitarlo.
Algo que me gustaría recordarte de ese suceso es algo que transcurre mientras se cruza el río, leamos juntos:
Y sucedió que cuando todo el pueblo acabó de pasar el Jordán, el Señor habló a Josué, diciendo:
Escoged doce hombres del pueblo, uno de cada tribu, y ordenadles, diciendo: “Tomad doce piedras de aquí, de en medio del Jordán, del lugar donde los pies de los sacerdotes están firmes, y llevadlas con vosotros y colocadlas en el alojamiento donde habéis de pasar la noche.”
Llamó, pues, Josué a los doce hombres que había señalado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu; y Josué les dijo: Pasad delante del arca del Señor vuestro Dios al medio del Jordán, y alce cada uno una piedra sobre su hombro, de acuerdo con el número de las tribus de los hijos de Israel.
Sea esto una señal entre vosotros, y más tarde cuando vuestros hijos pregunten, diciendo: “¿Qué significan estas piedras para vosotros?”, les diréis: “Es que las aguas del Jordán quedaron cortadas delante del arca del pacto del Señor; cuando ésta pasó el Jordán, las aguas del Jordán quedaron cortadas.” Así que estas piedras servirán como recuerdo a los hijos de Israel para siempre.
Josué 4:1-7
Josué mandó a tomar 12 piedras, 1 por cada tribu de Israel, y las juntaron cruzando el río de manera tal que cuando los hijos en otro tiempo pregunten sobre su significado ellos puedan contar la maravilla y la fidelidad de Dios con su pueblo.
Alguna vez escuché a alguien usar esta frase: “Tengo muchas piedras al costado de mi Jordán”. Y te puedo asegurar que tanto vos como yo las tenemos. ¿Qué son las piedras al costado de nuestro Jordán? Son todas las veces en que hemos visto la fidelidad de Dios en nuestras vidas, donde hemos podido contemplar las maravillas que Dios hace para cumplir su palabra. ¿Puedes recordar uno de esos sucesos? ¿Una providencia en el momento oportuno? ¿Una respuesta increíble a una oración? Quizás mires donde hoy estás y mires hacia atrás y digas: “Dios ha hecho grandes cosas en mi vida”.
Las piedras del costado de nuestro Jordán nos recuerdan la fidelidad de Dios, sirven para que otros nos vean y nos pregunten sobre esas cosas, y con humildad y gratitud podamos señalar a Dios y decir: Él ha sido fiel y él ha cumplido su palabra.
Yo tengo mis piedras al costado de mi Jordán, y cuando tengo un momento de duda, o un momento de inseguridad, miro hacia atrás y me pregunto: ¿Qué significan esas piedras para ti? Significan que mi Dios es fiel, que mi Dios cumple su palabra y que mi Dios llevará a cabo su voluntad en mi vida.
Estábamos muertos y ahora estamos vivos, si hemos confiado en Cristo como nuestro salvador suficiente. Dios ha cumplido su palabra en el mayor milagro que es la regeneración, cuando éramos pecadores Cristo murió por nosotros (Ro 5:8), ¿acaso no la cumplirá ahora que eres su hijo o hija?
Renovemos nuestra confianza en Dios y miremos esas piedras con gratitud y fe. Están allí como un recordatorio perpetuo de la fidelidad de Dios.
¿Cuáles son las piedras al costado de tu Jordán?
Muy buena reflexión y recordatorio. Muchas veces los cristianos olvidamos las grandes bendiciones y milagros que Dios ha hecho en nuestras vidas. Recordarlos de tiempo en tiempo nos hará tener aún mayor confianza en Dios en momentos de prueba, pero sobre todo nos hará ser más agradecidos de la gracia y misericordia de Dios en nosotros.
Buen devocional, la experiencia del obrar de Dios para fortalecer el camino que queda por delante, saludos Enrique