Enrique Oriolo
Enrique Oriolo
Devocionales,

Fiel es Dios, Salmo 78.

by Enrique Orioloagosto 30, 2014no comment

Hace 3.000 años aproximadamente se escribieron la mayoría de los salmos que tenemos en nuestras biblias. Eran cánticos para tocar con instrumentos y cantar en la congregación de Israel, ellos enseñaban a sus hijos acerca de Dios con estos salmos y recordaban las maravillas que Él había hecho en medio de ellos, y a veces con dolor recordaban cómo ellos habían pecado contra Dios.

El salmo 78 es un salmo maravilloso en cuanto a la historia de Israel como nación desde que Dios los sacó de Egipto. Debían los padres cantarselo a sus hijos y los hijos a sus hijos, de generación a generación. Esto lo podemos ver en los primeros ocho versículos de este salmo.

El propósito de transmitir estas enseñanzas a las demás generaciones está en los versículos 7 y 8:

para que ellos pusieran su confianza en Dios,
y no se olvidaran de las obras de Dios,
sino que guardaran sus mandamientos;
y no fueran como sus padres,
una generación porfiada y rebelde,
generación que no preparó su corazón,
y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.

Este salmo nos narra las maravillas y los prodigios que Dios había hecho en medio de su pueblo, empieza narrando cómo los salvó diviendo el mar, guiándolos en el desierto, proveyendo agua de la roca y supliendo sus necesidades. Y el contraste lo vemos con la infidelidad del pueblo que vez tras vez se queja, tienta a Dios, cae en idolatría e incredulidad y duda de su salvación.

Te invito a que leas este salmo con tranquilidad prestando atención a cada versículo para sacarle más provecho.

¿Qué tiene de verdad este salmo para todo el pueblo de Dios de todos los tiempos?

Que [highlight]Dios es fiel, aún en nuestra infidelidad, que nuestro pecado tiene consecuencias y que lo que espera de nosotros es que pongamos nuestra confianza en Él, que no nos olvidemos de sus obras, y que guardemos sus mandamientos.[/highlight]

Así como Dios rescató a Israel de Egipto con gran poder y gloria, así mismo, rescató del pecado y de la muerte a sus escogidos en este tiempo. «Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo», Tito 3:5. Y espera que nos ocupemos en nuestra «salvación con temor y temblor» (ver Fil. 2:12). Que no dudemos su fidelidad porque «El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con El todas las cosas?», Ro. 8:32.

Ciertamente hemos visto la mano poderosa de Dios en nuestras vidas, ¿Puedes recordar todas esas ocaciones en que Dios te proveyó, te ayudó y te salvó? ¡Cobra ánimo! Él no cambia. El mismo Dios que rescató a Israel de Egipto, que proveyó para sus necesidades en un desierto, es el mismo Dios que habita junto al cristiano. «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos», Hebreos 13:8.

Renueva tu confianza, guarda sus mandamientos, mantén en mente sus obras pasadas, presentes y futuras, enséñalas a las generaciones del porvenir. «Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída y para presentaros sin mancha en presencia de su gloria con gran alegría, al único Dios nuestro Salvador, por medio de Jesucristo nuestro Señor, sea gloria, majestad, dominio y autoridad, antes de todo tiempo, y ahora y por todos los siglos. Amén», Judas 24-25.

¿Dudarás de Dios?

Enrique Oriolo

Un gran pecador con un gran Salvador. Esposo de Tamara, papá de Luz y Paz. Pastor de la Iglesia Bíblica de City Bell y Iglesia Bíblica de Avellaneda.


Enrique y su esposa Tamara tienen dos hijas y viven en City Bell, Argentina. Saber más.

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